sábado, 9 de abril de 2016

TALLER DE RELATO CORTO

Un día cualquiera
Ya estamos en el horario de verano, me despierto temprano a continuación saludo a buda, preparo el desayuno, pero no café, porque así se llama uno de mis gatos y él es el que me despierta con sus lametones, sus patitas jugando con mi cara y sus revolcones sobre la manta y las sábanas.
-Chispas, ¡ estate quieto!
Chispas es  mi otro gato, adoptado también, doble personalidad
Atiza,  mi pastora,  es la jefa de esta manada, siempre me mira como diciéndome:
-“te entiendo esta es una casa de locos, no sé cómo lo aguantas”.
Mis otras dos mascotas son: Javier mi marido y Carlitos nuestro hijo, que bien se pudo haber llamado Daniel el travieso.
Como tantas madres trabajadoras me levanto a las seis de la mañana, preparo el desayuno para toda la familia: zumo de frutas natural y sándwiches.
-“A lavarse bien los dientes”.
Atiza se queda suelta en el jardín de la casa donde ejerce su trabajo de guardiana, Café y Chispas la entretienen con sus juegos todo el día.
-“Venga chicos que se  nos hace tarde”.
Atiza ladra y ladea la cabeza.
A continuación hago el reparto: Carlitos al colegio,  Javier al despacho, donde trabajo con él como asesora hasta las tres de la tarde, la verdad estoy harta.
 Carlitos come en el colegio de lunes a viernes, pero uff  martes y jueves baloncesto.
El próximo lunes me marcho a Australia y no pienso volver.
                             Imagen tomada de Pascal Campion Art                                                    

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