miércoles, 27 de julio de 2011

Meditación

Después de pasar sentada en el banco interminables días de meditación, se vio interrumpida por una donante de libros que la perseguía por doquier. Decidió matarla. ¡Fuera lastre!
(Conclusión Ciberrelatos en abierto a través del Facebook de Bibliotecas Públicas de El Rosario)

1 comentario:

  1. Jajajajaj, las donaciones ¡qué espanto!, en la mayoría de los casos, son un espanto. Mejor acabar con los/as donantes jajajajaj

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